Problemas emocionales y poco lenguaje
Dos secuelas de la pandemia en la primera infancia
Fuente: El Mercurio, Chile 2 de octubre de 2022
Se trata de menores que lloran de forma repetitiva, presentan problemas para dormir o no saben cómo socializar. Sus habilidades motoras también se muestran más disminuidas.
La Encuesta Longitudinal de Primera Infancia se ha aplicado tres veces en Chile (2010, 2012 y 2017) con el objetivo de medir el desarrollo de niños de tres y cuatro años en áreas como lenguaje, función ejecutiva o socioemocional.
Tras los primeros meses de pandemia, y bajo la idea de evaluar cómo la llegada del Covid 19 afectaba a los más chicos, a fines de 2020 representantes de Fundación Integra, investigadores asociados a las universidades Adolfo Ibáñez y Católica de Chile, de la mano del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), seleccionaron una muestra de 240 niños, de siete jardines infantiles de la Región Metropolitana, con características sociodemográficas similares a la cohorte que participó en la encuesta 2017. A ellos les aplicaron las mismas pruebas de desarrollo que se emplearon en ese entonces.
Los resultados fueron poco alentadores, dando cuenta del impacto que tuvo el cierre de los centros preescolares: al comparar un año y otro, se advierte que la pandemia repercutió en un menor desarrollo general, de lenguaje y de habilidades socioemocionales en los párvulos.
En específico, el estudio evidenció que en cuanto a desarrollo general, en comparación al grupo de 2017, los encuestados en 2020 presentaron pérdidas que oscilan entre los 5,6 y 8,9 puntos estandarizados. Esto supone que fueron menos los que pudieron manipular un lápiz o que lograron cumplir de manera efectiva con otros hitos motores que se esperan para su edad.
«Para hacerse una idea de cómo se da el puntaje, en las preguntas relacionadas a lo motriz aparece, por ejemplo, si (el niño) salta en una pierna. Se le ponen dos puntos si cumple con los criterios especificados. Si el niño salta en una pierna, pero tres segundos en vez de 10, como dice el indicador, se le pone (solo) un punto», explica Florencia López Boo, economista líder de la División de Protección Social y Salud del BID. Si el niño no logra cumplir con la tarea, el puntaje es cero.
Lo mismo ocurre en el caso de los otros ítems que evalúa la categoría de desarrollo general, entre ellos habilidades cognitivas y adaptativas.
En cuanto a desarrollo del lenguaje, la pérdida en los niños evaluados es de hasta casi 5 puntos estandarizados, lo que equivale a disminuir en cinco años la educación de sus madres. «Es imaginar que se pasa de tener una mamá con universidad a tener una sin. Y esto sabiendo que la educación materna es uno de los más grandes predictores del desarrollo del niño», indica López Boo.